Probablemente alguna vez te hayas enfrentado a los trips, o al menos conozcas a alguien que en ocasiones haya tenido problemas con ellos. Al ser unos insectos diminutos pueden pasar desapercibidos, pero lo cierto es que pueden arruinar cosechas enteras, y si se dan circunstancias favorables para ellos lo harán, siempre y cuando no hayamos tomado las medidas adecuadas para combatirlos.
Pero, realmente, ¿qué son estos pequeños insectos y cómo podemos combatirlos? En este artículo vamos a dar las claves que nos permitirán enfrentarnos a este diminuto enemigo.
¿Qué son los trips?
Los trips son insectos de un orden conocida como Thysanoptera, llamados así por el peculiar aspecto que sus alas presentan. Si los observamos con una lupa (son tan pequeños que no suelen medir más de medio centímetro, y eso las especies más grandes) podremos distinguir 4 alas con pelos, que les dan la apariencia de plumas.
Los trips realizan varias mudas desde que nacen hasta que llegan a la etapa adulta, presentando las larvas y los individuos maduros formas de vida distinta. Aunque existen muchas especies de trips diferentes, los que hoy nos atañen son los que se alimentan de alguna de las partes de los vegetales, pudiendo causar daños de gravedad variable. Las larvas de estos se suelen encontrar en el envés de las hojas, refugiándose muchas veces cerca de los nervios, mientras que los adultos revolotean torpemente y saltan de planta en planta.
¿Cómo puedo identificarlos?
Los trips son tan pequeños que a veces cuesta pillarlos “con las manos en la masa”. Sin embargo, su actividad deja un rastro de pistas que podemos utilizar para concluír que el problema que tiene nuestro cultivo se debe a estos molestos artrópodos.
Lo primero que se suele percibir es el daño celular que producen. Los trips poseen un aparato bucal raedor con el que raspan las superficies tiernas de nuestros cultivos, lo cual provoca heridas visibles sobre principalmente en flores, frutos y hojas. Estas lesiones presentan decoloraciones de color amarillento o blanquecino, y llegan incluso a deformar a las partes dañadas del vegetal de forma conspicua.
Otra prueba incriminatoria de la presencia de trips es la aparición de unas manchitas negras diminutas, constituidas por las excreciones de las larvas de estos insectos. También se aconseja echar un vistazo al envés de las hojas, porque ahí es donde vamos a detectar a las pequeñas larvas, que en ocasiones son casi transparentes.
¿Qué puedo hacer para combatirlos?
Una vez que hemos identificado la presencia de trips en nuestro cultivo, no debemos entrar en pánico. Lo primero que debemos estimar es la densidad de insectos que habitan en nuestro campo o invernadero. Para ello, podemos recurrir a trampas adhesivas de color azul, que es un color que los atrae fuertemente.
Así mismo debemos tener en cuenta que muchas veces este tipo de plagas se ven agravadas por la presencia de otro tipo de problemas previos, tales como unos parámetros incorrectos de cultivo (humedad, temperatura, luz..), falta de nutrientes, exceso de nutrientes, o la presencia de otras plagas. Hay algunas precauciones que podemos tomar para evitar la aparición de los trips, como por ejemplo la eliminación de malas hierbas adyacentes a nuestros cultivos que podrían ser potenciales hospedadores para ellos.
Cabe destacar también que los trips no solo son peligrosos por el daño directo que provocan, sino que también son frecuentemente portadores de enfermedades de tipo fúngico y vírico, que encuentran en estos insectos la forma perfecta para invadir a nuestras plantas.
Por último, se recomienda exterminar a estos indeseados visitantes con el uso de insecticidas basados en compuestos piretroides, tales como Ritmus de Probelte.
Ritmus contiene deltametrina, y se recomienda aplicarlo en forma de pulverizado mediante tractores. Este insecticida actúa por contacto e ingestión del producto por parte de los trips, y tiene un poderoso efecto de choque.