La tecnología y sus aplicaciones han hecho avanzar a la especie humana a niveles en los que hace un par de siglos jamás hubiésemos soñado. La invención de los transistores, su miniaturización y producción en masa han hecho que la electrónica esté cada vez más presente en la agricultura. Por su parte, los últimos avances en química han permitido el diseño y optimización de productos cada vez más respetuosos con el medio ambiente y más seguros para el agricultor, sobre todo en el campo fitosanitario y en el de los fertilizantes. Por último, últimos avances en biotecnología nos están permitiendo diseñar cultivos a la carta.
Aplicaciones electrónicas
Tecnologías como el GPS están permitiendo una medida de los cultivos precisa, así como un labrado, aplicación de fertilizantes y cosecha de la parcela exacta que queremos, ya están instalados en la maquinaria agrícola o en otros artefactos como los drones; aparatos que en un futuro darán mucho de qué hablar en el campo de la monitorización por vía aérea del campo.
El desarrollo de sensores de todo tipo ha permitido un control en tiempo real de nuestras plantas, ya sea en el invernadero, donde su existencia es más común (te llegan a medir hasta el CO2 que hay dentro del mismo), o instalados en tractores o remolques, donde analizan hasta la cantidad de nitrógeno que hace falta en un trozo de parcela en particular y regulan en consonancia el vertido de fertilizante (un ejemplo lo tenemos con N-sensor).
Aplicaciones Químicas
Este es quizás uno de los campos con el que los agricultores están más familiarizados en su día a día, ya que continuamente se dedican a buscar mejores productos para conseguir una salud perfecta de las cosechas.
Ejemplos claros de hasta qué punto de desarrollo estamos llegando los tenemos con la aparición de los bioestimulantes en el campo de la fertilización, unos novedosos productos de los que hemos hablado en ocasiones anteriores y que permiten una nutrición vegetal más natural y respetuosa con el medio ambiente.
Otro ejemplo lo tenemos con el desarrollo de insecticidas específicos, los cuales no atacan a los insectos presentes en los cultivos que no afectan a los mismos, sino solamente a los que se alimentan de ellos. Un claro ejemplo de ello lo tenemos con Belthirul de Probelte.
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Aplicaciones Biotecnológicas
Dentro del campo de la biotecnología podemos encontrar aplicaciones de gran relevancia, como pueden ser el diseño de cultivos transgénicos (que son más resistentes al estrés, más productivos, y en ocasiones sintetizan sustancias que la especie original no podía), el cultivo in vitro (que nos permite una producción de plantones más rápida, el desarrollo de semillas artificiales o la propagación de especies diseñadas sin semilla) o el desarrollo de productos con micorrizas y bacterias fijadoras de nitrógeno.
El conjunto de todas estas tecnologías está abriendo al agricultor un amplio abanico de posibilidades para abaratar cada vez más la producción y hacer el trabajo más llevadero, lo cual repercute finalmente en su vida y en la de los consumidores.