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¿Por qué es importante la biodiversidad cuando hablamos de agricultura?

agosto 20, 2021

Se estima que en el mundo existen más de 9 millones de especies diferentes de animales plantas y hongos, pero su diversidad ha caído en más de un 60% en tan solo 40 años. La biodiversidad habla de la vida, de sus variaciones y de su importancia. También nos habla de su capacidad de resistencia y de su evolución; y, aunque menos conocido, nos habla además de la calidad de vida. 

¿Qué es la biodiversidad y por qué es valiosa?

La palabra biodiversidad apareció como contracción de la expresión diversidad biológica por primera vez en octubre de 1986, durante la celebración del National Forum on Biodiversity, convocada por Walter G. Rosen, a quien se le atribuye la idea de la palabra. Pero, más allá de la semántica, podemos decir que el concepto habla de riqueza.

A un nivel más general, la palabra habla de las diversas especies que conviven en un lugar. A nivel técnico, en el campo de la biología, biodiversidad se refiere concretamente al número de poblaciones de organismos y especies distintas que existen en una zona. Para los ecólogos, este concepto incluye la diversidad de interacciones constantes entre las especies y su ecosistema.

Desde este punto de vista, podemos distinguir tres niveles de biodiversidad:

  • La genética (o diversidad intraespecífica), que habla de la variación existente en cada especie;
  • La específica, que se refiere a la diversidad de especies que comparten el ecosistema;
  • La ecosistémica, que describe la diversidad de las comunidades biológicas, o biocenosis, cuya suma constituye la biosfera.

Al fin y al cabo, no se puede hablar de seres vivos sin hablar de sus relaciones.

Por ejemplo, podemos explicar que existen numerosas especies de árboles frutales en un campo: un manzano, un almendro, un melocotonero… Y también muchísimas otras de insectos y otros animales. La biodiversidad de este campo que estamos imaginando no se queda solo en estas especies, sino que también se refiere a la relación que tienen entre sí: el efecto polinizador de algunos de ellos, las plagas, la interacción de competición por el suelo entre los árboles, etc.

En definitiva, la palabra biodiversidad nos habla de riqueza de vida, desde el punto de vista más pequeño, los genes, hasta el más grande, las comunidades biológicas que forman el mundo en el que vivimos. 

Mantener la biodiversidad para mantener nuestra calidad de vida

¿Qué importancia puede tener el que se pierdan especies de seres vivos? 

Además del valor ético, cuando desaparecen especies, lo hacen sus relaciones con otros seres vivos, lo que vuelve al ecosistema más vulnerable.  Por ejemplo, la desaparición de los insectos voladores que ayudan a polinizar nuestro campo de frutales llevarían a la no producción de frutos, y perderíamos también los árboles con el tiempo.

¿Y qué tendría de malo, por ejemplo, perder a los insectos que producen plagas? 

Las relaciones biológicas son muy complejas y tan llenas de matices que nos son casi imposibles de prever: estas especies pueden ser esenciales para mantener a raya a los depredadores que devoran a los voladores y de esta forma, la desaparición de esta biodiversidad también afectaría negativamente al campo, aunque al principio no lo viéramos claro.

Dejar las plagas a su libre albedrío y sin control puede acabar con los cultivos, lo que tendría, de nuevo, consecuencias desastrosas. Por ello es necesario mantener un control exhaustivo de la biodiversidad, para conservarla. Esto tiene que hacerse desde un punto de vista meditado y científico, y tiene un elevado coste. Pero aún mayor es no tenerlo en cuenta. En vez de eso, es necesario utilizar medidas específicas que ayuden a controlarlas, para que no hagan estragos, pero sin reducir la biodiversidad.

La diversidad biológica afecta a todos los miembros de un ecosistema. A día de hoy sabemos que los entornos con mayores valores se relacionan con una mayor calidad de vida. Esto suele deberse a que se dispone de mayor y mejor cantidad de alimentos, productos base para medicamentos, elementos naturales para el ocio, y un sinfín más de propiedades beneficiosas. Volviendo a nuestro ejemplo de antes: siempre será mejor comer manzanas, melocotones y almendras que solo manzanas, por ejemplo.

Pero, además, la biodiversidad es esencial para resistir las amenazas. Por ejemplo, cuanto mayor es la diversidad genética, más posibilidades tiene un ecosistema de recobrarse, por ejemplo, de un incendio o una enfermedad muy agresiva que diezme una población. En definitiva, la diversidad siempre es positiva, señal de adaptación, evolución y calidad de vida.

Según la Unión Europea, la biodiversidad de plantas y animales salvajes ha caído más de un 60% en los últimos 40 años.

  • Se estima que hay unos 7,77 millones de especies animales.
  • 298.000 vegetales.
  • 611.000 especies de hongos.
  • Más de un millón de especies está en riesgo de extinción, que sepamos.

La pérdida de dichas especies supone un duro golpe para comunidades de todo el mundo. Y es que entre las especies que podrían estar en peligro, directa o indirectamente, muchas se cuentan entre las más útiles para el ser humano. Aunque no fuese así, como decíamos, la pérdida de biodiversidad afecta a todo el ecosistema, por lo que tarde o temprano repercutiría en la salud y calidad de vida humanas (además del resto del mundo).

Por ello, es indispensable aprender a valorarla adecuadamente, conocer su papel en nuestra vida y cómo podemos ayudar a protegerla. Por suerte, y especialmente en el campo, cada día estamos más concienciados con la necesidad de velar por un entorno rico y respetuoso que nos ayude a conservar la calidad de vida de todo el ecosistema.