¿Cómo influyen los suelos en la salud humana? A priori, la relación no es tan fácil de entender o, incluso, de apreciar. Sin embargo, está ahí. La forma que tenemos de tratar los suelos, su conservación y su explotación influyen directamente en dos cuestiones básicas: la cantidad y la calidad de los alimentos que llegan a nuestra mesa. La actividad biológica del suelo, y su salud influyen a su vez en las propiedades nutritivas y en la posibilidad de producir alimentos ecológicos y bio, entre otras cosas.
Qué es la seguridad alimentaria
La FAO explica que «la seguridad alimentaria existe cuando todas las personas tienen acceso en todo momento (ya sea físico, social, y económico) a alimentos suficientes, seguros y nutritivos para cubrir sus necesidades nutricionales y las preferencias culturales para una vida sana y activa». Cantidad, seguridad y calidad: estos tres aspectos son esenciales en la alimentación, como vemos.
El acceso se puede sustentar con cantidad de alimentos, por lo que la atención ha de centrarse en la productividad (además de otras cuestiones que no competen a este texto). La seguridad habla de alimentos que no supongan riesgos, normalmente dados por la contaminación de los mismos o por el mal estado en el que puedan encontrarse. La calidad habla de la capacidad nutricional, la composición y la biodisponibilidad de los alimentos. Todas estas características están directamente conectadas a la salud del suelo.
¿Qué relación tiene el suelo con la salud humana?
Vamos a ver la relación de los suelos agrícolas con nuestra salud según los aspectos que desgranaba la FAO.
La relación del suelo con la cantidad de alimentos disponibles
Esto, probablemente, sea lo más sencillo de comprender: la salud del suelo incide directamente en la productividad del mismo, como ya vimos hace poco. Cuando hablamos de la salud del suelo nos referimos a su calidad como sustrato productivo. La mala o buena calidad puede provenir de su composición fisicoquímica (pH, cantidad de materia orgánica, cantidad de sales), físicoestructurales (la composición en arcillas, gravas, rocas, su disposición, su capacidad de drenaje o la composición y actividad biológica que contiene (la existencia de organismos beneficiosos o dañinos en el suelo), entre otros factores. Estas características están directamente ligadas a la producción ecológica y Bio, así como a las propiedades de los alimentos producidos.
Además, la calidad del suelo, y esto es importante, depende del cultivo del que hablemos, pues no todas las especies tienen las mismas necesidades. La salud del suelo óptima para el cultivo adecuado es necesaria para poder asegurar la producción en un mundo con una población creciente. Pero, además, debemos disponer de suelos sanos para poder producir la variedad suficiente, y en cantidad suficiente, de alimentos para todo el mundo.
La relación del suelo con la seguridad de los alimentos
Existen dos peligros esenciales en la salud de un suelo y la manifestación que los alimentos presenta a la hora de su consumo. El primero tiene que ver con los tratamientos que se efectúan sobre las plantas. Un suelo pobre propicia un estado insalubre para la planta, lo que puede producir una producción menor o abrir la puerta a las enfermedades. Para contrarrestarlo, el agricultor, a veces, se ve obligado a usar productos protectores o promotores que pueden resultar perjudiciales para el ser humano. Existen estrictos controles para evitar que dichos productos se presenten en nuestra mesa. Aun así, la posibilidad sigue estando ahí.
El segundo de los peligros escapa, en gran parte, al control del agricultor: la presencia de ciertas sustancias tóxicas en el suelo, a veces por su naturaleza y otras por contaminación, puede manifestarse en los alimentos que llegan a nuestra mesa. Esto se debe a la fisiología vegetal, que puede acumular estas sustancias en frutos y tejidos varios de la planta. Para evitar que esto ocurra, es necesario contar con un suelo saludable.
Qué relación tiene el suelo con la calidad de los alimentos y la sanidad vegetal
Al igual que ocurre con la producción o la seguridad, el suelo es uno de los principales responsables del desarrollo de la planta. Cuanto más sana está una planta, mayor es el aporte nutricional de la misma, aunque esto no es una regla general. También es más vistosa, agradable y palatable. Esto se debe a que la planta, ante una situación de estrés, activa diversas medidas de defensa, gastando recursos en defenderse. En general, dichas defensas suelen ir en dirección opuesta con lo que los seres humanos consideramos aceptable en un alimento.
Por otro lado, ante una mala salud del suelo, las enfermedades pueden provocar daños, importantes o no, que se traducen en la calidad de los alimentos, especialmente en la observable. Eso sin hablar de la posibilidad que tienen de generar efectos secundarios indeseados (mal sabor, mala textura, mala apariencia…). En definitiva, un suelo saludable es necesario para asegurar la sanidad vegetal, que viene dada por la fisiología de la planta.
Apostar por la salud del suelo es el primer paso para velar por la salud humana
Velar por la seguridad alimentaria pasa por diferentes matices sociales, legislativos, agronómicos, productivos, logísticos… entre los que se encuentra, sin duda, proteger nuestros suelos. Esta es la única manera de poder asegurar los tres puntos que describimos anteriormente.
Si no podemos trabajar por una buena salud del suelo, es imposible que podamos alcanzar los objetivos necesarios para alimentar a toda la población de manera suficiente y con la calidad adecuada. Por ello, la seguridad alimentaria, y la salud humana, comienzan siempre en los suelos, junto a los agricultores y los cultivos que sustentan a la humanidad.