Conocida por esclerotinia, los hongos del género Sclerotina pueden producir esta enfermedad e importantes daños en diversos tipos de plantas, especialmente en hortalizas. Este organismo daña los tallos y se extiende rápidamente cuando no se controla a tiempo. Conocer sus consecuencias y su forma de actuar es importante para poder detener sus nocivos efectos.
¿Qué es la Esclerotinia?
Se denomina como esclerotinia a la afección por Sclerotinia sclerotiorum y Sclerotinia minor, entre otros miembros del género Sclerotinia. Estos son hongos ascomicetos, fitopatógenos y necrotróficos (que generan heridas por necrosis en las plantas que afectan). Son la causa de un gran número de enfermedades en los cultivos, como también en plantas no cultivadas. Es uno de los causantes de enfermedad denominada podredumbre blanca.
Esta enfermedad afecta de forma común a una variedad bastante grande de cultivos: patatas, zanahoria, escarola, tomates y muchas más. En el sureste peninsular, la esclerotinia afecta especialmente a las plantaciones de lechuga, una de las plantaciones con más extensión en España, y puede provocar pérdidas muy cuantiosas.
La esclerotinia aparece, sobre todo, en situaciones de alta humedad y temperaturas suaves o ligeramente frías. Suele darse en momentos de variaciones bruscas de temperatura, especialmente si hay sustratos húmedos. Por otro lado, las heridas y lesiones de la planta ayudan a la infección, permitiendo que se extienda una vez que crezca el hongo.
El viento, las salpicaduras del agua o, incluso, la condensación en invernaderos puede ayudar a que el hongo colonice el cultivo y continúe infectando a nuevos individuos.
¿Cómo reconocemos la esclerotinia en cultivos?
Antes de buscar el tratamiento de la esclerotinia es conveniente aprender a reconocer la enfermedad adecuadamente. Esta, en sus primeros estadios, puede resultar poco visible o pasar desapercibida, si no infecta una zona obvia de la planta. Normalmente, la esclerotinia empieza a desarrollarse en los tejidos de la planta cercanos al suelo.
Si la afección es muy localizada, veremos una necrotización del tejido (que muere) y la aparición de un material blanco que corresponde al cuerpo del hongo. A medida que progresa, los tejidos comienzan a marchitarse de forma blanda, dejando el tejido podrido y con restos blancos que corresponden al micelio del hongo y que afecta solo a tejidos no lignificados.
Las lesiones pueden ser bastante extensas, de color claro y, posteriormente se forman esclerocios, masa compacta de micelio endurecido, de color negro y de entre 0,5-1 mm. Poco a poco, las plantas se marchitan y se colapsan. Una vez avanzada la esclerotinia, se observa fácilmente en los individuos que comienzan a pudrirse lentamente a medida que el hongo se apodera de la planta.
Tratamiento y control para prevenir la esclerotinia
Es importante comprender que el hongo inverna en plantas vivas o muertas, gracias a sus esclerocios. Estos sobreviven en el suelo hasta ocho años. En la primavera o principios del verano los esclerocios germinan (temperaturas superiores a 5ºC y más de un 92% de humedad relativa) y producen los cuerpos fructíferos que lanzarán las esporas. Sin embargo, el micelio invernante también puede atacar las raíces o la parte inferior del tallo, por lo que no hay que olvidarlo. El micelio que está en el tejido forma nuevos esclerocios sobre la superficie o en las cavidades de los tejidos infectados, en donde puede permanecer hasta la temporada siguiente, cerrando el ciclo.
Por tanto, un buen tratamiento preventivo es esencial para combatir la esclerotinia. En invernadero esto supone la esterilización del suelo con vapor hasta 10 cm de profundidad, durante 15 minutos. También es una buena técnica el incrementar la aireación del cultivo y el drenaje del suelo. Una vez que aparezca, es de vital importancia arrancar y quemar los vegetales afectados. En casos de infecciones importantes, deberemos hacer rotación con cultivos no susceptibles a la esclerotinia al menos durante tres años.
Una forma de controlar la esclerotinia es con control biológico, usando hongos antagonistas, como Coniothyrium minitans. También es conveniente no abonar con excesivo nitrógeno para evitar un exceso de nutrientes, y controlar la humedad. Para tratar la esclerotinia, podemos emplear diversos productos directos. En general, los fungicidas de amplio espectro, como la gama Belprón de Probelte, permiten tratar y controlar la afección por este hongo.
Tanto para control como para tratamiento, Beltanol es un fungicida y bactericida sistémico que permite anticiparse a la infección. Para el tratamiento del suelo, Cimoxprón M está pensado para tratar el ataque fúngico tanto en superficie como en profundidad. Otros preventivos como Edesol y Cubelte también nos dan la oportunidad de anticipar la protección contra la esclerotinia de forma sistémica y eficaz.