El mundo cuenta ya con casi 8.000 millones de bocas que alimentar. Por mucho que avance la tecnología, en última instancia sólo una figura queda para acometer semejante, titánica, tarea: el agricultor. Un papel que no es fácil, y no solo por la dificultad que conlleva, sino por un sinfín de matices que hace de su responsabilidad toda una odisea: legislación, sostenibilidad, rentabilidad… muchos son los aspectos a los que se enfrenta el agricultor en su día a día, a pesar de las ventajas que le brinda la ciencia.
El papel protagonista de la alimentación humana: el agricultor
A pesar de todos los avances en seguridad alimentaria, ingeniería y hasta biotecnología, el papel del agricultor sigue siendo insustituible. La principal razón, tal y como explica la FAO, es que sigue, y seguirá siendo la principal fuente de alimento y ciertas materias primas del mundo. Ante un planeta que cuenta cada vez con más personas, solo el agricultor es capaz de surtir a la población de todo lo básico que necesita.
A día de hoy, la agricultura sigue siendo la principal fuente de nutrición, de ingresos y de materias primas en todo el mundo. Se puede decir más alto, pero no más claro: el agricultor sigue siendo el protagonista a la hora de alimentar al mundo.
El reto de la agricultura para un mundo más sostenible
Los desafíos que deben superar los agricultores día a día son muchos y complejos: desde los problemas de recursos a la rentabilidad de la cosecha, pasando por cuestiones legales y problemas medioambientales, sin obviar la demanda de comida de más calidad.
Enfrentarse a ellos y hacerlo de una manera sostenible no es fácil, pero, sí necesario para poder asegurar el futuro de la agricultura. Entre los principales problemas medioambientales están la sobreexplotación de recursos y la contaminación por uso inadecuado de técnicas agrícolas.
Según la FAO, los problemas de escasez de agua en la agricultura de regadío y déficit de agua en la agricultura de secano, así como del número de personas afectadas se cuentan entre los más acuciantes. La necesidad de fertilizar los cultivos para producir las cantidades necesarias de alimentos, puede provocar la contaminación de las fuentes de agua, reduciendo la disponibilidad de este recurso y la salud de los suelos.
La ciencia y la tecnología avanzan al servicio del agricultor
Por todo lo anterior, el agricultor forma parte de una cuestión importante: el avance tecnológico y científico. Las necesidades a las que se enfrenta el sector, unido a su valor intrínseco para la sociedad, impulsan el desarrollo de la biotecnología, la ingeniería, la química, la física y la biología en pos de alcanzar mejores resultados.
En Probelte entendimos la preocupación existente y la necesidad de encontrar soluciones integradas preventivas y paliativas para los cultivos y los suelos agrícolas. Soluciones como los fertilizantes biológicos, o los fitosanitarios naturales y respetuosos con el medioambiente. Nuestro objetivo es que el agricultor tenga las herramientas para asegurar el alimento de calidad en la mesa de todo el planeta. Porque, para poder alimentar al mundo, hace falta una gran cantidad de ciencia, tecnología y, por supuesto, agricultores.