La lechuga es uno de esos eternos cultivos, siempre disponible y siempre de interés, que permite cosechar de forma casi perenne, con bajo mantenimiento y en grandes cantidades. Pero, ¿cómo se lleva a cabo? ¿Cómo podemos emplear este vegetal en nuestro beneficio? Esto es lo que necesitamos saber sobre el cultivo de lechuga.
¿Qué condiciones necesita el cultivo lechuga?
La Lactuca sativa y otras especies de su género son plantas herbáceas propias de las regiones semitempladas que se cultivan como alimento. En general, las plantas de lechuga necesitan un clima fresco para prosperar. Debido a las muchas variedades que existen y a su cultivo cada vez mayor en invernaderos, se pueden consumir durante todo el año.
Es una planta robusta y parca en necesidades, ya que no requiere muchos cuidados y casi no se ve afectada por plagas (aunque hay que llevar cuidado). En general, es un cultivo que se adapta muy bien a todo tipo de terreno y a una amplia variedad de climas.
El cultivo de lechuga requiere de un riego exigente al formar el cogollo, aunque resiste de forma moderada la falta de agua a costa de su calidad. Por eso es conveniente mantener un control exhaustivo de las condiciones hídricas e, incluso, disponer de sombraje durante el verano. Por otro lado, necesita suelos ricos en nutrientes y bien drenados, sin encharcamiento o demasiado arcillosos, y con un pH de entre 6 y 6,8.
Preparación para el cultivo de lechuga
Si tenemos más o menos claro dónde vamos a cultivar la lechuga, el siguiente punto será prepararlo todo. Antes de nada, hay que indicar, como veremos un poco más adelante, que la lechuga se planta en invernadero y luego se trasplanta a suelo, como ocurre con muchos otros cultivos.
Para preparar el suelo adecuadamente es conveniente preparar el sistema de riego más apto. En general, el sistema por goteo suele ser el más eficiente ya que permite regar poco, pero de forma regular. Puesto que la lechuga tiene un sistema radicular poco profundo, es conveniente de riego más pequeñas, pero más frecuentes o mantener el suelo constantemente húmedo (pero sin encharcar).
También es útil preparar una capa delgada de mantillo que mantenga la humedad estable. Ante todo, es importante que esta no cambie rápidamente y de forma brusca, pues afectará a la calidad de la hoja. Una semana antes de trasplantar, podemos aplicar una capa de compost para asegurar un suelo rico y con un pH ligeramente más bajo.
Plantado y trasplante de la lechuga
Si estamos listos, el primer paso del cultivo de lechuga consiste en obtener los plantones. Estos se siembran y cuidan en invernadero, lo que asegura que las plantas lleguen a buen término, alejadas de condiciones más difíciles para el cultivo y plagas que aprovechan los primeros estadios de crecimiento.
Esto es especialmente crítico en cuanto a las heladas, que pueden estropear las plantas en los meses de diciembre a febrero. En la siembra directa, para épocas más templadas, plantamos semillas de lechuga en hileras, a una profundidad de 0,6 cm. Además, podemos sembrar colocando las semillas para una siembra de hileras anchas, pudiendo plantar entre 800 y 1000 gr de semilla por hectárea.
Una vez que las plántulas de invernadero están listas, podemos trasladarlas al suelo previamente preparado con una distancia entre sí de unos 20 cm, aproximadamente, aunque esto dependerá de cómo hayamos diseñado el cultivo. El trasplante es relativamente sencillo, y veremos que es necesario en el momento en el que se forme el cogollo.
¿Cómo se cultiva la lechuga?
Una vez trasplantada, la lechuga es relativamente sencilla de mantener. Requiere de un abonado a los 35 días después del trasplante, aunque también se puede emplear una solución biotecnológica, como Bulhnova, para mantener los niveles nutricionales adecuados.
Además de la nutrición, es imprescindible estar atentos ante la posible aparición de una plaga o enfermedad. Siempre se puede prevenir con los diversos insecticidas y fungicidas para lechuga en Probelte, lo que nos ahorrará más de un disgusto en nuestro cultivo de lechuga.
Finalmente, entre los dos y cuatro meses después del trasplante, la lechuga estará lista para recoger. En términos generales, la lechuga se puede cosechar entre 30 y 70 días después del trasplante. El momento ideal para cosechar lechuga es muy temprano en la mañana antes de que salga el sol, para evitar la exposición. Después de la cosecha, se almacena la lechuga en un lugar frío, pero no congelado.
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