Criocero, la plaga de los espárragos
Crioceris es un género de escarabajos en el que se encuentran decenas de especies. Pero hay una en particular que cobra particular protagonismo en otoño y primavera. Hablamos del criocero del espárrago. Estos comienzan su actividad en esta época, cuando comienza el frío, y pueden suponer una plaga importante para la planta.
¿Qué es el criocero del espárrago?
En realidad, el ciclo de este coleóptero hace que tenga dos generaciones anuales. La primera es en primavera. Los adultos que llegan al verano, ponen sus huevos sobre los tallos de las plantas y, tras pasar unos días (entre tres y ocho), las larvas comienzan a alimentarse de la misma. Cuando llega principios de otoño, estas se entierran en el suelo y pupan.
Justo cuando comienzan a bajar las temperaturas, los adultos salen a devorar los brotes, antes de que el frío se haga más duro y les impida continuar el ciclo. El criocero pasa el invierno en estado adulto y pone los huevos al llegar la primavera. Si las temperaturas son demasiado suaves, puede ocurrir una tercera generación, aunque suele ser poco común y, normalmente, menos destructiva.
Qué síntomas tiene y a qué cultivos afecta
Aunque diversos crioceros se alimentan de diferentes plantas, el criocero del espárrago, como su nombre indica, se alimenta de las hojas y otras partes de esta especie vegetal. Al comer, las larvas excretan un líquido pardo oscuro que contiene material fecal. Este puede provocar la contaminación por hongos y bacterias, por lo que el daño no solo se lo produce el ataque a las hojas, sino también otros patógenos oportunistas.
Los síntomas se aprecian por el tejido de la planta lesionado, con cuñas causadas por los animales alimentándose de él. Las mordeduras de estos insectos provocan que los tallos, especialmente las yemas y tallos tiernos, se vuelvan marrones, momento en el que ya no son de interés para el criocero. Poco a poco, la defoliación de la planta va avanzando, y va perdiendo vigor.
A medida que progresa la plaga, los tejidos comienzan a pudrirse por las infecciones causadas. En las heridas, antes de que llegue ese punto, podremos ver bordes negruzcos causados por las larvas. Además, es fácil encontrar al propio escarabajo, muy vistoso; de color negro, con seis manchas rectangulares amarillentas y una franja roja rodeando a los elitros.
Cómo se puede combatir al criocero del espárrago
Como ocurre con otras especies de coleópteros, el criocero puede ser muy destructivo, pero se controlan sus daños de forma eficiente si lo detectamos a tiempo. Esto es relativamente sencillo, ya que el escarabajo se ve a simple vista. Más difícil es encontrar las larvas, que, además, son más voraces que los adultos y promueven la infección de oportunistas más fácilmente.
Por tanto, la primera línea de defensa es el muestreo. Un muestreo aleatorio regular permitirá detectar larvas, huevos o adultos (si se hace concienzudamente) de inmediato. En tal caso ya se puede poner un tratamiento, ya sea preventivo o de acción directa.
Para prevenir, existen diversos productos. Entre los mejores insecticidas se encuentran los biotecnológicos. Belthirul, por ejemplo, protege contra lepidópteros y coleópteros de manera efectiva. Para ello utiliza bacterias vivas de la especie Bacillus thuringiensis, las cuales sintetizan de manera natural unos cristales cuya ingestión provoca la muerte del insecto. Este insecticida permanece mucho tiempo en la planta, manteniendo la protección. Además, es específico y no deja ningún tipo de contaminación.
Belthirul, por su acción, se puede utilizar tanto de manera directa como de forma preventiva sobre los cultivos, y está certificado por Intereco, CERES y OMRI para su uso en agricultura ecológica. Además, también ayudará a proteger contra otras plagas de insectos sin afectar a las especies asistentes beneficiosas.
Además de los insecticidas biotecnológicos, también tenemos otros tipos de tratamientos. Belproil A es un producto con baja toxicidad, ya que el principal ingrediente de su composición es el aceite de parafina. Este hidrocarburo actúa cubriendo el cuerpo de los insectos sobre los que se rocía la disolución, lo que provoca la obstrucción de su aparato respiratorio y finalmente su asfixia.
Bermectine, por su parte, es un insecticida y acaricida selectivo, formulado a partir de un compuesto natural llamado abamectina y presentado como concentrado emulsionable. Tiene un modo de acción translaminar, pudiendo penetrar en la savia de la planta para llegar a todas sus partes.
Si optamos por los tratamientos de choque, Cibelte es un insecticida que actúa por contacto y por ingestión. Formulado a base de piretrinas, da muy buenos resultados contra multitud de plagas, y su uso está autorizado para una amplia variedad de cultivos. Si queremos atacar a la larva en forma de pupa, enterrada en el suelo, podemos usar Clorifos. Este es un insecticida en formato granular, y cuyo principio activo es el clorpirifos. Está especialmente diseñado para el tratamiento de plagas que viven en el suelo y afectan a las raíces de los cultivos, que, aunque no es el caso del criocero del espárrago, podría ayudar a combatirlas en estado pupario. Además, tiene la gran ventaja de que no transmite ni su olor ni su sabor a las cosechas a las que se aplica.