Cómo controlar el oídio en la vid

La cenicilla, blanquilla u oídio es una enfermedad que provoca importantes impactos en los cultivos, especialmente en la vid. Producida por un hongo, esta plaga puede acabar rápidamente con todo un cultivo, ocasionando pérdidas enormes para el agricultor. Aprender a reconocerla rápidamente, y a actuar contra sus efectos, es crucial para las plantaciones de uva.

¿Qué es el oídio de la vid?

Aunque existen otras enfermedades parecidas en otras especies vegetales, el hongo Erysiphe necator es el causante del oídio de la vid. Este organismo aparece sobre la superficie de las hojas, extendiéndose rápidamente por toda la planta.

El hongo se alimenta de los tejidos de la parra, marchitándola poco a poco. Cuando está muy extendido, su acción es increíblemente rápida, capaz de acabar velozmente con la planta.

Su capacidad para reproducirse por esporas que flotan en el aire hace que esta enfermedad sea muy virulenta. Sin un control adecuado, y a tiempo, la catástrofe sobre la viña puede ser inminente.

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¿Cómo se reconoce el oídio en la uva?

Reconocer el oídio en la parra en relativamente sencillo: se aprecia como una capa blancuzca sobre hojas y tallos, que se extiende poco a poco. Si nos fijamos mejor puede que veamos, incluso, unas estructuras alargadas y que sobresalen de la capa blanca.

Estas corresponden a los conidios, los órganos de reproducción asexual del hongo. En cuanto a la planta, se suele apreciar el daño primeramente en las hojas, que pardean y amarillean de forma independiente. Al observarlas veremos el polvillo blanco que forma el oídio. En los sarmientos se observan manchas difusas de color verde oscuro y llegan a ponerse negruzcas según evoluciona el cultivo. También puede apreciarse el oídio sobre la uva, inundando los racimos y granos, afectando directamente a la cantidad y calidad de la cosecha.

Su aparición se suele dar debido una combinación de factores: un tiempo atmosférico suave o medianamente caluroso (muere a partir de los 40ºC), un ambiente húmedo y el abonado. Los abonos excesivamente cargados de nitrógeno y condiciones de poca luz brindan más oportunidades de reproducirse a este hongo.

Tratamientos contra el odio

Por suerte, reconocer y tratar rápidamente una plantación permite mantener al oídio de la vid a raya. Hay que tener en cuenta que difícilmente desaparecerá por completo, aunque no sea visible. Por eso es indispensable mantener un control minucioso y unas medidas protectoras contra el odio adecuadas. ¿De qué medidas hablamos?

El control preventivo del oídio es la primera barrera contra el hongo. Existen diversos productos adecuados para la agricultura ecológica. Estos se basan en sales de azufre, como Sulfapron o Coxidante, que además de su acción fungicida protectora también poseen acción acaricida.

Los productos complementarios, como Belprón, se usan en combinación con tratamientos líquidos, en especial si el cultivo posee una vegetación muy densa y cuando no se dispone de agua.

En el caso de que la infección ya esté avanzada, existen diversos tratamientos, siendo los sistémicos los más efectivos. Estos, administrados generalmente por aplicación foliar, permiten que la planta combata el oídio. Entre los productos disponibles encontramos Fulminal 12, que presenta una sistemia ascendente y se transloca dentro de las hojas, o Edesol, que actúa como fungicida sistémico con efecto preventivo, curativo y erradicante, con inhibición de la germinación de esporas, lo que impide el crecimiento micelial y evita la esporulación, y la reproducción, de la enfermedad.

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