El fitobioma es el conjunto de ecosistemas relacionados con las plantas: Con esta expresión se hace referencia a los hongos, bacterias, insectos y plantas que conviven y se interrelacionan, entre otros aspectos. De forma más reciente, bajo esta idea se está desarrollando un nuevo concepto: usar el conocimiento sobre el fitobioma para desarrollar herramientas de precisión que ayuden al agricultor con la enorme tarea que tiene por delante: alimentar a todo el mundo.
¿Qué es el fitobioma?
La palabra bioma es un término ecológico que significa grupo, masa o estructura biológica. Fito proviene de la palabra griega phyton, que significa «planta». Fitobioma, por tanto, hace referencia al grupo o masa relacionada con las plantas. Pero no se limita únicamente a hablar de la estructura vegetal, sino a todo lo que forma parte del ecosistema que permite que existan. Así, dentro del fitobioma se incluyen los microorganismos, bacterias y hongos, y también a los insectos y hasta el clima, que forman parte intrínseca y necesaria de la masa vegetal (un cultivo, un bosque, un pasto…).
Imaginemos un cultivo: las raíces de las plantas viven asociadas a unos microorganismos que forman un ecosistema propio pero indivisible de la planta. Parte de este ecosistema colabora con la planta, y viceversa, de forma que ambos seres vivos salen beneficiados. En muchas ocasiones, si falta uno de los dos, la otra parte no se desarrolla completamente. En el peor de los casos, no sobrevive al estrés que causaría una sequía, por ejemplo. En este ejemplo, el fitobioma será la planta, todos los microorganismos que viven en ella o interactúan con ella (en el suelo, en la rizosfera, en la parte aérea de la planta, hasta en el aire) y la relación que los define: cómo actúan, qué significan, en uno para el otro, y también la sequía que azota el lugar. El holobioma será el árbol, los microorganismos y la relación que los define: cómo actúan, qué significan, en uno para el otro.
¿Y, por qué es importante conocer el fitobioma? Porque entendiendo esta relación, podemos desarrollar mejores técnicas y tecnologías que nos ayuden a mejorar la producción y la calidad de los cultivos. Técnicas que pueden ser aplicadas de inmediato en el campo, evitando malas prácticas que contaminen, que desperdicien recursos o provoquen una pérdida de rendimiento.
Cómo puede ayudar el fitobioma al agricultor
Dos campos prácticamente iguales, en la misma zona, y con el mismo cultivo, no siempre son igual de productivos. Muchas veces se le achaca la variabilidad a la composición del suelo o a factores climáticos, que influyen, por supuesto. Sin embargo, pocas veces se tienen en cuenta la relación con los microorganismos, dejando parte del conocimiento del fitobioma fuera de la ecuación.
En los suelos, bajos los cultivos, la rizosfera de las plantas, que consisten en las comunidades de microorganismos que interaccionan y colaboran entre sí y con las plantas en beneficio mutuo, es importantísima. La falta de algún miembro de esta comunidad puede marcar la diferencia de la que hablábamos. También la presencia de otros organismos perniciosos. Por ello, entender cómo funciona el fitobioma es tan importante.
Y, además, se puede utilizar como herramienta. Actualmente se investigan nuevas formas de explotar el fitobioma, esta compleja red que enlaza los cultivos con las comunidades microbianas, el suelo, el tiempo, la fauna y demás factores ambientales. Una aplicación, por ejemplo, consiste en utilizar semillas recubiertas con hongos o bacterias que pueden protegerlas de las plagas, o promover el crecimiento. Otra aplicación la vemos en los fertilizantes biológicos, que incluyen los microorganismos presentes en los suelos más fértiles con la idea de mejorar su salud.
Es más, todas estas aplicaciones pueden mejorarse para sacar el máximo partido. Así, algunos biofertilizantes, como Bulhnova, aprovechan los conocimientos sobre el fitobioma para seleccionar aquellas que combinan mejor con los cultivos, haciéndolos más productivos. De esta forma, una aplicación práctica puede solucionar problemas con suelos deficientes, o ayudar a proteger de plagas posibles. Las posibilidades son infinitas.
Conocer mejor a nuestras plantas para alimentar al mundo
La producción agrícola sigue siendo, y será, el origen principal de los alimentos del mundo. Traducir el conocimiento que tenemos sobre los fitobiomas en herramientas y técnicas de agricultura de precisión es una necesidad para asegurar que los agricultores puedan producir suficientes cultivos para satisfacer las demandas globales crecientes.
Y esto es así por muchas cuestiones. Gracias a los avances relacionados con la investigación del fitobioma, en un futuro, herramientas de nueva generación podrían permitir cultivar ciertas especies en territorios antes imposibles: con la combinación adecuada de microorganismos y la selección vegetal idónea, esto podría ocurrir con casi cualquier especie. También podrían controlarse multitud de plagas, mitigando las enormes pérdidas que causan, gracias al control biológico.
Otra cuestión ineludible es que podrían permitir aumentar la productividad reduciendo el impacto medioambiental. Esto ayudaría a mejorar la salud del suelo agrícola, una premisa imprescindible para asegurar la calidad y la cantidad de alimentos. El conocimiento sobre el entorno nos ayudará a entender dónde se puede mitigar y remediar el daño por una práctica abusiva o inconsciente.
En definitiva, comprender el fitobioma, la relación existente en la esfera ecológica de nuestras plantas, y convertir este conocimiento en herramientas y aplicaciones, cambiando nuestra visión del campo, es la vía más eficaz para asegurar que el agricultor y su cultivo sea capaz de alimentar con productos de calidad a todo el mundo.