Con más de 20 años de experiencia, la biotecnología más puntera abre el camino de las soluciones integradas que Probelte ofrece dentro del sector agrícola. El secreto, no obstante, reside en gran parte en el conocimiento profundo sobre microbiología que guardan los profesionales de la compañía. Escoger los microorganismos adecuados es un arte, además de una ciencia, que ha llevado a productos como Bulhnova a ser un referente de éxito dentro del sector.
I+D, la piedra angular en el desarrollo agrobiotecnológico
Los microorganismos están en el punto de mira del sector agrobio. Mientras que las soluciones “tradicionales”, basadas en sales y productos químicos, están perdiendo eficacia, la biotecnología ofrece una serie de herramientas novedosas y distintivas que evolucionan según las necesidades del sector. Bacterias, hongos y levaduras tienen en su interior una maquinaria mucho más sofisticada que la de cualquier planta de producción convencional.
Pero es en el laboratorio, mediante técnicas modernas y precisas, donde se identifican a los candidatos más interesantes para llevar a cabo todo tipo de tareas. Tareas como la biofertilización, es decir, la fertilización ajustada a cada cultivo, de precisión; o la defensa selectiva contra plagas concretas, sin afectar ni contaminar el medio que rodea a la planta.
El laboratorio es donde la investigación y el desarrollo, más conocidos como I+D, permiten generar el conocimiento necesario para convertir este potencial que aguarda en los microorganismos en herramientas reales y disponibles para el agricultor. “A día de hoy los productos basados en microorganismos suponen un elemento diferenciador en las empresas de agro”, explica Jonatan Campillo Brocal, Dr. en microbiología molecular e investigador del departamento de I+D de Probelte. “La biotecnología ofrece un montón de posibilidades que hace unas décadas eran impensables para la agricultura”.
Específicamente, con más de 50 años en el sector, Probelte comenzó a trabajar con la biotecnología en 1997, inaugurando la planta de agrobiotecnología en 2002, hace ahora 20 años. Desde entonces se ha hecho con todo un cepario propio, con microorganismos de diversa índole, registrados en la Colección Española de Cultivos Tipo. “Contamos con varias patentes y una decena productos biotecnológicos disponibles en el mercado y otra decena de prototipos”, comenta el experto. Entre los más de 16.000 metros cuadrados dedicados a la producción e investigación agrobiotecnológica, se cuentan laboratorios de Microbiología, Entomología, Fitopatología y Biología Molecular. Esto no es solo un logro, sino también una necesidad en el desarrollo de la compañía.
La identificación de microorganismos, un factor diferenciador
Sin duda alguna, las propiedades de los microorganismos, capaces de potenciar el crecimiento, fijar nitrógeno, movilizar nutrientes o inhibir el crecimiento de insectos plaga, suponen un beneficio incalculable para el agricultor, que puede aprovechar sus características y otras, como su selectividad o su mínimo o nulo impacto ambiental. Para alcanzar el equilibrio que permite usar estas propiedades, no obstante, hay que seguir técnicas punteras que permitan identificar a los organismos adecuados.
“El proceso empieza por una bioprospección y el aislamiento de una cepa potencialmente interesante”, explica el Dr Campillo. “De forma muy resumida, de ahí pasamos a la caracterización del microorganismo y a su selección en el laboratorio. Después seguimos con el escalado y pasamos a verificar la producción. De aquí a la obtención de un buen formulado y a su prueba en campo para comprobar la eficacia en un entorno real. Los productos basados en microorganismos que son validados pasan a nuestro portfolio y a ser una solución más a comercializar”, comenta.
Un punto clave en la identificación de los organismos más interesantes está en su caracterización. Además de las pruebas “clásicas” a las que son sometidos, y en las que se miden parámetros como la fijación de nitrógeno, la solubilización de fósforo, potasio y calcio, o la producción de fitohormonas, en Probelte se llevan a cabo otras técnicas más modernas y que aportan resultados más certeros en la búsqueda de los organismos adecuados.
“En el laboratorio de biología molecular obtenemos, mediante espectrometría de masas, el perfil metabólico de cada cepa para identificar posibles metabolitos secundarios de interés agronómico”, continúa. “Además, mediante la secuenciación del genoma determinamos el potencial genético de nuestros microrganismos con el fin de sacarle el máximo rendimiento. Recientemente hemos empezado con estudios de metagenómica que nos permite entender el mecanismo de acción de nuestros productos a través del microbioma asociado a la planta”. Estas técnicas de biología molecular, que se cuentan entre las más modernas que existen, suponen un factor diferenciador y ofrecen una ventaja fundamental en el descubrimiento de las cepas de mayor interés para el sector.
Bulhnova, un caso de éxito
Entre los productos de Probelte se cuentan biocontroles, biofertilizantes y la reciente gama de bioestimulantes. Entre todos los productos, Bulhnova destaca como un caso de éxito especialmente importante. Este biofertilizante ha demostrado en campo mejorar las condiciones de desarrollo de los cultivos, ayudando a reducir o sustituir los fertilizantes convencionales, reduciendo la contaminación por nitratos y otras sales y mejorando la producción.
“Bulhnova se basa en el consorcio de dos cepas: Azospirillum brasilense M3 y Pantoea dispersa C3, especialmente seleccionadas y formuladas para el producto”, indica el Dr. Campillo. “Estos microorganismos mutualistas, y asociativos de vida libre, fijan el nitrógeno atmosférico y solubilizan los fosfatos, proporcionándoselos a la planta. También producen metabolitos que estimulan su crecimiento y defensa, mejorando su salud”. Según los ensayos en invernadero y de campo, afirmamos que Bulhnova permite mantener y mejorar la producción de los cultivos.
Además de mejorar la disponibilidad y la absorción de nutrientes minerales, según se ha observado, también incrementa la integridad de la estructura edáfica, impidiendo la degradación del suelo. Como no añade nitratos, sales de potasio ni fosfatos químicos, no provoca impacto y es respetuoso con el medio ambiente evitando la contaminación del suelo y las aguas, lo que le ha servido para conseguir la certificación como producto ecológico.
En definitiva, Bulhnova es un ejemplo perfecto de lo que es capaz la investigación y el desarrollo de la biotecnología más moderna: un producto limpio, seguro y eficaz, que promueve unas prácticas agrícolas más adecuadas a las necesidades de una población creciente, asegurando la producción e incrementando la rentabilidad del agricultor. “Bulhnova puede ser una pieza clave en la resolución de ciertos problemas ambientales como es la contaminación de las aguas por nitratos”, apunta Jonatan Campillo. “Es un gran ejemplo de cómo una buena investigación puede identificar herramientas útiles entre los microorganismos y convertirlos en soluciones reales para el mundo actual” confirma el experto.